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Cálculo y Registro de Huella de Carbono

¿Qué es la Huella de Carbono?

La huella de carbono se conoce como «la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto». Tal impacto ambiental es medido llevando a cabo un inventario de emisiones de GEI o un análisis de ciclo de vida según la tipología de huella, siguiendo normativas internacionales reconocidas, tales como ISO 14064, PAS 2050 o GHG Protocol entre otras. La huella de carbono se mide en masa de CO2 equivalente.

La huella de carbono permite cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero que son liberados a la atmósfera como consecuencia de una actividad determinada, bien sea la actividad necesaria para la fabricación de un producto, para la prestación de un servicio, o para el funcionamiento de una organización.

Esta cuantificación nos permitirá ser conscientes del impacto que genera dicha actividad en el calentamiento global, convirtiendo de esta manera la huella de carbono en una herramienta de sensibilización de gran valor. Hoy en día, ya se perfila como un elemento diferenciador de las organizaciones que deciden comprometerse con el medio ambiente y apuestan por el desarrollo de una actividad sostenible.

Es crucial por otro lado, entender la huella de carbono no sólo como un mero elemento de cálculo, sino como un primer paso en el camino de la mejora y el compromiso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En ello reside, sin duda, su gran contribución a la lucha contra el cambio climático.

¿Cómo se calcula?

El Inventario de Gases de Efecto Invernadero de una organización, también denominado Huella de Carbono de Organización, es un informe donde se indican las emisiones de GEI realizadas por la organización objeto de estudio durante un periodo determinado, generalmente un año natural. Este inventario se realiza siguiendo estándares internacionales, principalmente la norma ISO 14064-1.

El alcance de este informe puede ser:

 

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Emisiones de Alcance 1 también denominadas Emisiones Directas.

Son los gases de efecto invernadero emitidos de forma directa por la organización, por ejemplo, por el uso de combustibles fósiles en maquinaria o vehículos propiedad de la organización, por pérdidas de gases refrigerantes, o por reacciones químicas durante los procesos productivos de la organización.

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Emisiones de Alcance 2 o Emisiones Indirectas por Energía.

Son los gases de efecto invernadero emitidos por el productor de la energía requerida por la organización. Dependen tanto de la cantidad de energía requerida por la organización como del Mix energético de la red que provee a la organización.

 

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Emisiones de Alcance 3 también denominadas Otras Emisiones Indirectas.

Son las atribuibles a los productos y servicios adquiridos por la organización, que a su vez habrán generado emisiones previamente para ser producidos. Son las más difíciles de contabilizar debido a la gran cantidad de productos y servicios utilizados por las organizaciones y a la dificultad en conocer las emisiones de estos productos o servicios si no son aportadas por el propio productor.

Los Inventarios de Emisiones de GEI deben contener como mínimo las emisiones de Alcance 1 y Alcance 2, y en determinados casos deben ser verificadas por una entidad de verificación acreditada.

Los Inventarios de Emisiones se referirán siempre a un «Año Base», indicando el aumento o reducción de emisiones del año del informe comparado con el Año Base. Si la organización realiza un inventario por primera vez, ese será su año base.

Registro de huella, compensación y proyectos de absorción de CO2, del Ministerio para la Transición Ecológica

El 29 de mayo de 2014 entró en vigor el Real Decreto 163/2014, por el que se crea el Registro Nacional de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono.

Un aspecto fundamental de este Real Decreto es que el órgano de contratación podrá incluir la huella de carbono como criterio para ser considerado en los procedimientos de contratación pública, lo cual quiere decir que ya no será suficiente contar con la ISO 9.001 e ISO 14.001 para optar a concursos y contratación pública, si no que aquellas empresas que sean más rápidas y antes incorporen el cálculo de la Huella de Carbono contarán con un elemento diferencial.

Por lo tanto, aquellas empresas inscritas en el Registro de Huella de Carbono podrán demostrar su compromiso con la sostenibilidad en dichos procesos de contratación pública y cumplir dicho requisito, disponiendo de esa ventaja para la consecución de los contratos públicos.

Además:

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Por un lado, permitirá identificar las oportunidades de reducción de emisiones de GEI. La mayor parte de ellas se derivarán de la reducción de consumos energéticos y por tanto se obtendrán ahorros económicos.

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El cálculo, permitirá inscribirse en el Registro lo que tendrá también un beneficio para las empresas desde el punto de vista de la responsabilidad social empresarial. Se trata de un sistema oficial a nivel nacional que valida los esfuerzos de dicha empresa por calcular y reducir sus emisiones, y así podrá ser publicitado por la propia empresa. Primer Sello oficial.

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En la actualidad, el Ministerio de Economía y Competitividad contempla deducciones en el artículo 39.1 del texto refundido de la Ley del Impuesto de Sociedades, aprobada por Real Decreto Legislativo 4/2004, de 5 de marzo, a la que podrán acogerse las empresas que cumplan con los requisitos que se derivan de esta normativa.

Adhesión al Sistema Andaluz de Compensación de Emisiones (SACE)

El Sistema Andaluz de Compensación de Emisiones (SACE) es una iniciativa de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio que proporciona al sector empresarial la oportunidad y los medios de participar activamente en la lucha contra el cambio climático.

Adherirse al SACE conlleva importantes ventajas para las empresas, como son:

1.- Oportunidad para reducir costes: tras la auditoria, la empresa conocerá donde se producen mayores emisiones. Estos son los puntos críticos que, en la mayoría de los casos, se vinculan con mayores gastos energéticos.

2.- Mejora de la imagen pública: el cambio climático es el principal reto medioambiental en la actualidad. Las empresas comprometidas, gozarán de mejor reputación y serán por tanto más competitivas. El SACE facilita un logo y un certificado que acredita a las empresas como firmantes de la iniciativa.

3.- Acceso a nuevos clientes: en la mayoría de los sectores existe una marcada tendencia hacia la Responsabilidad Social Corporativa, es decir, que los clientes ya no solo valoran el precio de servicios y productos sino la forma en la que las empresas se comportan con su entorno. La adhesión al SACE ofrece un argumento más para poder llegar a esos clientes y mercados cada vez más exigentes.

 

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